martes, 28 de mayo de 2013

Francesca de Rimini y sus lujurias

Las pasiones,
por definición son incontrolables. Esa lujuria revestida en ojos que parecen que proyectan verdaderas llamas.
Se ame o no se ame, hay verdaderas formas en las que el cuerpo humano deja de ser humano para convertirse en otra cosa.
Sentir por encima de los sentidos, es irracionalmente ilógico,
pero tan real, que todos lo hemos vivido.

Los contextos muchas veces no acompañan, es el caso de Francesca de Rimini o de Polenta.

Noble italiana de la Edad Media hija de Guido de Polenta, que la casó por razones políticas con Gianciotto Malatesta de Rimini. 

Su historia quedó inmortalizado por Dante Alighieri en la Divina Comedia como símbolo del adulterio y la lujuria, y es que la joven noble se sintió atraída por el hermano menor de su marido, de quien se hizo amante. Cuando su esposo descubrió la relación asesinó a la pareja. Ella tenía 23 años y él 25. 


Este trágico asunto amoroso constituyó el tema de uno de los más famosos episodios de la Divina Comedia de Dante, en la que Paolo y Francesca son tratados con gran compasión, en el célebre canto V.


"Amor, que no perdona amar a amado alguno,
me prendó del placer de este tan fuertemente
que, como ves, aún no me abandona."


"En tiempo de los dulces suspiros,
dime pues ¿Cómo amor os permitió
conocer deseos tan peligrosos?"



Esta historia ha inspirado otras obras literarias, pinturas y esculturas.
La obra orquestal de Tchaikovsky Francesca da Rimini compuesta en 1876 está igualmente inspirada en esta historia. La marca de preservativos Control utiliza esta obra musical con un gusto exquisito para su spot. Promete ese ritmo "in crescendo" que nos haga sentir eso,
eso que nos hace dejar de ser humanos.





"La publicidad, como tantas técnicas humanas, no es moral ni inmoral.
¿Es inmoral la elocuencia porque convence?
¿Es inmoral la música porque despierta emociones?"

Sánchez Guzmán

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